Imágen Javier Giovannelli

lunes, 28 de junio de 2010

Un tratado en geografía

El pequeño jardín de mi casa se encuentra en un estado bastante lamentable. Así que este fin de semana, después de mucho meditar porque no me gusta en absoluto la jardinería, junté coraje y me encaminé al vivero más cercano a buscar plantas con flores, para acondicionarlo un poco.
El dueño del vivero, un alemán cuya máxima virtud no era la simpatía, me saluda con un buenas tardes y lo que siguió fue más o menos esto:

L: ¿Qué tal? estaba buscando algunas plantitas, pequeñas que tengan flores, para poner en un cantero
Señor: Todas las que están ahí (señala una cantidad enorme de plantas) son de exterior y tienen flor
L: Podría ser cualquiera de esas entonces...
Señor: No, cualquiera no, depende de dónde quieras ponerlas
L: En un cantero...
Señor: Si, claro (casi perdiendo la paciencia) ¿ Cantero con sol o sombra?
L: Sol, creo...
Señor: ¿Sol de mañana o de tarde?
L: No estoy segura, creo que de mañana...
Señor: Entonces podrían ser las prímulas o las alegrías del hogar  (el universo floril se reducía a dos especies)
L: Esas me gustan! las alegrías del hogar, usted dice que van a andar bien?
Señor: Y... si no les da el viento del sur...Si.

Me vi superada por la situación. Mi sentido de la orientación es paupérrimo y mi conocimiento acerca de los vientos ni que hablar. Cargué mis plantitas y volví a casa deseando que el viento del sur no pase por mi jardín en invierno.

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