Punto y a parte

Decir que ya basta. Decir que ya no son necesarios los bastones, ni los sostenes. Que quiero intentarlo sola. Sentir miedo, el propio y el de los demás. Pensar que no importa. Que el miedo paraliza. Tener certeza. No una certeza intelectual, no una certeza emocional, sino una visceral. Saber que es este el momento. Saber que debe hacerse de este modo. Saber que este modo no es el más prolijo. Saber que la prolijidad es un lujo que no puedo darme. Sentir angustia. Sentir que es necesario transitarla sin intermediarios. Saber que urge zambullirse en ella y salir para contarlo. Saber que hubo momentos más críticos. Saber que este no será uno de ellos. Confiar. Desear profundamente tomar las riendas para no soltarlas nunca más. Estar agotada de rendir exámenes. Cansada de mostrar y demostrar. Cansada de tantas voces opinando qué es lo mejor para mi. Sentir que mi voz se hace potente. Sentir furia porque se niegan a escucharla. Saber que es necesario abandonar viejas formas. Saber que es hora de dejar trajes que empiezan a quedar ajustados. Saber que es tiempo de autonomía. Saber que es momento de soltarlo todo y confiar en mi, sin importar lo que digan.