Cuando dormís, y dejás tus manos mirando el cielo,
apenas cerradas, como formando un cuenco,
mis manos se acomodan en ese hueco
en el que encajan con naturalidad.
Mis manos parecen hechas para dormir en las tuyas.
Mis manos lo saben, las tuyas también
Sin embargo nosotros preferimos ignorarlo.
3 comentarios:
Me llenó de ternura!
Gracias Eloísa! vos sos la señora que viajó en el 60 conmigo el miércoles?
Si amorosa, soy yo.
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