Imágen Javier Giovannelli

jueves, 24 de marzo de 2011

24 de marzo


 La verdad es la  única realidad.

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de
   la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de esos hermanos, de estos hijos,
   aquellos
gritos irreales del dolor real de los torturados en
en el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente el
  presente, pero pertenecen a la  realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer dia en un vuelo inmenso
   cubriendo la Patagonia
porque las
masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la
   victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprender a defenderse, a
   rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


Francisco Urondo, Cárcel de Devoto, abril, 1973.

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